viernes, 30 de octubre de 2015

GASPAR BLONDÍN

GASPAR BLONDÍN

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Escrito por Juan Montalvo (1832-1889) en agosto de 1858, publicado en la revista El Cosmopolita, Quito, 1867, redactada integramente por el autor ecuatoriano.

El origen y circunstancias del texto nos las enuncia así el propio Montalvo: "He vuelto al castellano este primer cuento de una serie que escribí en francés, en París, bajo el influjo de una larga calentura. Cosas compuestas en la cama por un delirante, deben tenerse antes por sueños." Reconozco que la primera vez que leí este relato no me impresionó favorablemente. Un batiburrillo bastante apretado de tópicos de la imaginación macraba, quizás influido por "los frenéticos" de la literatura francesa.

Posteriormente me ha parecido un texto muy interesante, con frases que parecen prefigurar el nihilismo cósmico de Thomas Ligotti, pero sumándole un romanticismo desaforado en una mezcla de lo más estimulante. Así: "¡Angélica de mi alma!, las estrellas no son sino asquerosos insectos que roen la bóveda celeste".

  Gaspar Blondín (1858) de Juan Montalvo, una historia que apunta a un relato de vampiros. Esta historia escrita en francés, en París, según su autor ecuatoriano, y después llevada al castellano, narra un suceso inusual que tiene lugar en una posada de los Alpes. El posadero cuenta a un huésped desconocido y al final éste descubre horrorizado a Gaspar Blondín, el personaje de su relato entre su auditorio. Un cuento que encaja en los albores del romanticismo. El texto de Juan Montalvo compilado por Londoño (1994) recoge ese ambiente de zozobra, muerte y asco, característico del relato romántico, envuelto en ese sudario de misterio, así lo narra el cuento: 

Un día citó a su hombre a un caserón botado, tristes ruinas por las cuales nadie se atrevía a pasar de noche; era fama que un fantasma se había apoderado de ellas, y que en las horas del silencio acudía allá una legión de brujas y demonios, a consumar los más pavorosos misterios, en medio de carcajadas, aullidos y lamentos capaces de traer el cielo abajo. (p.153) 
El cuento explica cómo el cadáver de una mujer vuelve del más allá y transforma a su esposo en un monstruo, empiezan a desaparecer las víctimas de los alrededores del poblado, como el caso de la hija del campesino, que aparece en el relato: “Pasó la noche, amaneció Dios, y la cama de la muchachita se encontró vacía” (ibid.). El espectro no se conforma con sólo poseer a la niña sino que seduce a Gaspar: “... ¡Ven, ven, Gaspar! Añadió, y arrastró a su amante al interior de un cuarto hundido y sin culata, en donde largo tiempo hacía que murciélagos tenían sus hogares” (ibid.). 
Esa atmósfera espectral llega a su máximo esplendor en la unión de cuerpos, es allí donde el protagonista corre horrorizado al saber en lo que se ha transformado: 
Blondín encontró la cama fría como la nieve: guardaba silencio su querida, y a la luz de un mechero que alumbraba la estancia turbiamente, echó de ver que lo que tenía en sus brazos era el cadáver sangriento de su esposa.







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